Prácticamente nos tenemos que remontar hasta los inicios de la propia formación continental para darnos cuenta que lo que hoy nos queda no es más que un porcentaje ínfimo de lo que antaño fue un brazo de mar que, con la erosión, se cubrió de sedimentos y posteriormente se secó.
Así permanecieron unas pocas lagunas endorreicas en las depresiones, sin drenaje, alimentadas únicamente por agua de lluvia. Por tratarse de un clima mediterráneo, donde existe una intensa insolación, la fuerte evaporación que esas lagunas padecen da lugar a un fuerte aumento en la concentración de sales observable, en determinadas épocas del año, como una capa blanca en superficie. Es así como se formaron la laguna de Navaridas, las cubetas de Elciego y Oyón y, en Laguardia, las lagunas de Carralogroño y Carravalseca.
La imposibilidad de poder drenar sus aguas hacia el exterior, y su importante significado como refugio de una flora interesante, es el motivo por el que en la actualidad están declaradas como Biotopos Protegidos. Además de los dos humedales salinos de Carralogroño y Carravalseca, se puede visitar un tercer encharcamiento, el Prao de la Paul, creado sobre una antigua zona inundada. Aunque el biotopo protegido puede ser visitado durante todo el año, es durante el período comprendido entre septiembre y marzo cuando se puede observar un mayor número de aves.
Laguardia dista de:
Navaridas: 4.3 km
Elciego: 6 km
Elvillar: 6.4 km
Leza: 7.4 km
Logroño: 17.6 km
Labastida: 20.4 km
Labraza: 25.6 km
Salinillas: 28.5 km
Vitoria Gasteiz: 45 km